8 de octubre de 2025
Ubicación: Carrera 5 #66-11, Chapinero, Bogotá
La Sala de Laura está perfectamente situada en Chapinero, uno de los barrios con más vida social de Bogotá. Es una parte de la ciudad que se siente viva cualquier noche de la semana, llena de galerías de arte, acogedores bares de cócteles y lugares que bullen con conversaciones hasta tarde.
El restaurante se encuentra en un edificio de dos plantas con carácter. Fuera, la calle zumba suavemente con el tráfico y el parloteo. Dentro, el ruido se funde en calidez. El ladrillo visto, los suelos de madera, la iluminación cálida y el arte vintage crean la sensación acogedora de un apartamento de artista, el tipo de lugar en el que uno se imagina fácilmente celebrando una cena improvisada con amigos.
Tanto si vienes de la cercana Zona G como de más al norte, es un paseo fácil o una caminata corta que merece la pena hacer.
Pequeños platos para maridar
En La Sala de Laura, el menú no consiste en abrumarte con opciones, sino en seleccionarlas. Cada plato está pensado, cada combinación es intencionada. Puedes sentir que la cocina quiere que explores el sabor, no solo que te llenes.
Una mezcla de raíces colombianas e inspiración global: ingredientes tradicionales utilizados con creatividad moderna. Es comida para compartir, discutir y maridar con bebidas. El resultado es una experiencia comunitaria y refinada a la vez.
No se trata de comida callejera ni de alta cocina; es algo cómodamente intermedio, deliciosamente bogotano a su manera.
El comienzo de una velada perfecta
El comienzo de una comida aquí es relajado. Los aperitivos crean ambiente sin robar el protagonismo, invitando a degustar, compartir y disfrutar a su ritmo.
Puede empezar con empanaditas de chicharrón, crujiente y sabroso, servido con un brillante ají que corta perfectamente la riqueza. El tostones con ceviche de gambas son otra opción: crujientes, ácidas y refrescantes, perfectas para acompañar tu primer cóctel.
Si viene con amigos, pida la tabla de embutidos. Es generosa, colorida y está llena de quesos locales y embutidos artesanales. Hay un cierto placer en pasar los platos mientras te pones al día, con el tintineo de las copas al ritmo de la conversación.
La cocina conoce sus puntos fuertes: nada recargado, sólo pequeños bocados sólidos y sabrosos que fomentan la conexión. Los platos llegan a un ritmo orgánico, sin prisas. Para cuando acabas de probar los entrantes, ya estás totalmente asentado.
Platos principales - Comodidad sin complicaciones
Los platos principales de La Sala de Laura son abundantes pero no pesados, creativos pero nunca exagerados. Consiguen caminar por esa rara línea en la que la comodidad se une a la artesanía.
En arroz meloso con mariscos es uno de los favoritos por una razón. Cremoso, aromático y rebosante de marisco fresco, es el tipo de plato que te hace parar en mitad de una conversación para apreciar su textura y equilibrio. La ternera en reducción de vino le sigue de cerca: tierna ternera, bellamente dorada, con una rica salsa que perdura.
Para los vegetarianos, destaca el risotto de trufa, terroso, profundamente satisfactorio y aromático. La berenjena asada con queso artesanal añade un toque ahumado que marida de maravilla con un vino blanco fresco o un cóctel de hierbas.
El emplatado parece natural, no escenificado. Todos los platos tienen buen aspecto, pero lo más importante es que saben a algo que alguien se ha tomado el tiempo de perfeccionar. Este es el tipo de comida que encaja con el entorno: elaborada para la conversación, la comodidad y el tenedor compartido ocasionalmente a través de la mesa.
Postres - Sencillos, dulces y honestos
Los postres siguen la misma filosofía: menos espectáculo y más satisfacción.
El chocolate con sal marina merece su fama local. Es negro, rico y está equilibrado con un toque de sal: indulgente pero nunca demasiado. El flan de coco, con su textura cremosa y su matiz tropical, es como un pequeño viaje al Caribe sin salir de Chapinero.
Si quiere una sorpresa, elija el postre de la casa, que cambia cada semana. Una semana puede ser algo cítrico y ligero; otra, unas natillas o una mousse. Sea lo que sea, siempre sabe casero.
Aquí el postre no es una ceremonia. Es más bien un empujón amistoso para que te quedes un poco más, para que sigas hablando, para que pidas una copa más antes de irte a dormir.
Bebidas y cócteles - El espíritu de Bogotá en un vaso
Ahora sí. Si la cocina define el sabor, el bar define la personalidad. El programa de cócteles de La Sala de Laura es una de las mejores partes de la experiencia.
El equipo que está detrás de la barra conoce su oficio: son atentos, curiosos y disfrutan de verdad guiándote por la carta. Si les dices qué tipo de sabores te gustan, estarán encantados de preparar algo a tu medida.
El favorito de la casa, el Laura Sour, da un giro local al pisco sour: fruta fresca, notas herbáceas y la acidez justa para despertar el paladar. Es el tipo de bebida que resulta familiar y original a la vez.
También destaca el Mango Picante, en el que la dulzura del mango se combina con el toque ahumado del chile y el mezcal. Es alegre y vibrante, perfecto para las animadas noches de Bogotá.
El Negroni de la Huerta aporta un toque herbal a un clásico, utilizando ingredientes locales para crear algo que se siente claramente colombiano. Y para los que les gusta lo sencillo, el gin-tonic de la casa viene con ingredientes botánicos caseros y cubitos de hielo aromáticos que liberan lentamente el sabor a medida que se derriten.
Además de los cócteles, el bar ofrece una cuidada selección de vinos y cervezas artesanales locales, así como cócteles que no parecen una ocurrencia tardía.
Lo que hace especiales a las bebidas no son sólo las recetas, sino la actitud. Aquí no hay ego detrás del mostrador. Los camareros sonríen, recuerdan tus preferencias y charlan como viejos amigos. A la segunda ronda, ya te sientes un cliente habitual.
Atmosphere - El salón que todos quieren
El nombre de La Sala de Laura encaja perfectamente porque realmente parece el salón de alguien: cálido, elegante y abierto a todo el mundo.
El público es una mezcla de jóvenes profesionales, artistas y lugareños que simplemente aprecian un lugar que consigue el equilibrio adecuado. Puedes ver a gente celebrando cumpleaños en una mesa, a una pareja compartiendo una cena tranquila en otra y a un grupo de amigos pidiendo rondas de cócteles en la barra.
La decoración contribuye al encanto. Las sillas desparejadas, la iluminación acogedora, el arte local y los toques verdes hacen que parezca un lugar vivido pero intencionado. Siempre hay música, normalmente una mezcla de ritmos latinos, funk, indie y soul, cuidadosamente elegida para complementar la conversación en lugar de competir con ella.
Los fines de semana, la cosa se anima. La música sube de volumen, la energía aumenta y el bar se llena de risas y movimiento. Pero incluso en los momentos de mayor afluencia, nunca pierde esa sensación de cercanía.
Puedes venir vestido o en zapatillas de deporte y encajar perfectamente. No se trata de aparentar, sino de estar presente. Te sientes parte de la escena, no un mero observador.
Es el tipo de local que se adapta fácilmente a tus planes. Puedes empezar la noche cenando, pasar a los cócteles y seguir allí cuando se apaguen las luces y cambie la lista de reproducción. Y cuando por fin te vas, siempre parece demasiado pronto.
Recomendaciones y comentarios
Después de varias visitas, está claro por qué La Sala de Laura se ha convertido en un favorito de Bogotá. Tiene personalidad, coherencia y corazón, tres cosas que no siempre se dan juntas en un mismo lugar.
Lo que hacen bien:
- El personal es atento sin agobiar, rápido a la hora de ofrecer recomendaciones y realmente amable.
 - Las bebidas son de primera categoría: creativas, equilibradas y muy bien presentadas.
 - El ambiente no requiere esfuerzo, es el tipo de espacio en el que el tiempo pasa con naturalidad.
 - La selección musical se adapta al ritmo de la noche: animada pero sin molestar.
 
Donde hay espacio para crecer:
- Los fines de semana puede llenarse, por lo que conviene reservar. Una pequeña zona de espera o un espacio al aire libre facilitarían las visitas sin cita previa.
 - En ocasiones, cuando el local está abarrotado, el tiempo de servicio puede alargarse, aunque rara vez influye en el ambiente general.
 - La rotación del menú podría ampliarse por temporadas: los comensales que vuelven a menudo podrían disfrutar viendo algunos platos nuevos cada mes.
 
Pero, en general, se trata de detalles menores. La esencia de La Sala de Laura - su calidez, estilo y sentido de comunidad - es ya lo que muchos bares de Bogotá intentan conseguir y pocos logran.
El veredicto
La Sala de Laura es más que un restaurante o un bar de cócteles: es un centro social que captura la personalidad de Bogotá en un hermoso y animado espacio. Es donde la música, la comida y la amistad se mezclan de forma natural, y donde todo el mundo parece encontrar su lugar.
Vienes por las copas, te quedas por la gente y te vas con esa sensación familiar de que acabas de descubrir uno de los secretos mejor guardados de la ciudad, aunque todo el mundo ya lo sepa.
Tanto si visitas Bogotá como si vives aquí todo el año, La Sala de Laura merece un lugar en tu lista. Es un recordatorio de que, a veces, las mejores noches no tienen que ver con el espectáculo, sino con la simple mezcla de buena compañía, excelentes cócteles y un ambiente que te hace sentir como en casa.
Descubra las experiencias más especializadas con Cielo Travel
La Sala de Laura es uno de esos raros lugares de Bogotá que se siente a la vez vibrante y relajado - donde la comida, la música y la compañía se mezclan de forma natural. No se trata de tendencias ni de ostentaciones, sino de buen gusto, gente auténtica y noches que se quedan contigo.
Si estás planeando un viaje y quieres experimentar Bogotá más allá de lo obvio, deja que Cielo Travel te guíe. Diseñamos viajes personalizados que equilibran lo local con la comodidad, desde restaurantes escondidos y bares creativos hasta paseos artísticos, hoteles de diseño y rutas nocturnas. Con nosotros, no sólo visitará la ciudad, sino que la vivirá como un habitante más.
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