Algunos de los mejores cócteles del mundo (literalmente) en el Bar Enano

16 de octubre de 2025

16 de octubre de 2025

Ubicación: Cl. 79b #7-12, El Nogal, Bogotá, Colombia

Cuando se desea algo más íntimo, más pausado que las discotecas ruidosas y los bares abarrotados, el Bar Enano es una de esas raras joyas. Escondido en la parte trasera de El Bandido, detrás de la antigua calle de El Nogal, Enano se siente como un apretón de manos secreto en la escena coctelera de Bogotá. Es el tipo de sitio al que vas porque la carta de bebidas promete arte, porque el espacio es acogedor y porque sabes que la gente se preocupa.

Si su objetivo es ralentizar el ritmo, disfrutar de la conversación y beber algo que recuerde, el Bar Enano se lo ofrece, con clásicos bien hechos, toques de autor que sorprenden y un ambiente tan cálido que parece personal.

La localidad

El Bar Enano se esconde a plena vista. Desde la calle de El Nogal, pasas por el restaurante El Bandido, sigues andando hacia un pequeño patio y un portal, y entonces estás dentro de un espacio con luz tenue que parece estar a kilómetros de distancia del bullicio. Es pequeño, apenas caben entre 15 y 20 personas dentro, más unos taburetes en la barra y un par de mesas fuera. Este tamaño le da intimidad; si llegas pronto, encontrarás sitio. Si llega más tarde, puede esperar o apoyarse en la barra.

El barrio es elegante, seguro y lleno de energía. Vengas con un amigo, llegues después del trabajo, tengas hambre o no, encontrarás Enano. Los taxis y los viajes compartidos funcionan bien, y es un cambio refrescante cuando quieres un lugar para experimentar, no sólo para salir.

Un menú pequeño pero poderoso

El menú del Bar Enano no es extenso, ni lo pretende. Cada cóctel, cada bocado parece elegido con un propósito. Clásicos como el Martinez, el Corpse Reviver #2 o el Sazerac conviven con firmas creativas. Las bebidas están muy bien presentadas, algunas con toques teatrales, como la Penicilina servida en una jeringuilla vintage sobre una bandeja médica.

La comida es de tamaño tentempié, pero de calidad: tartar de atún, mini hamburguesas, paté. En definitiva, bocados de bar con estilo que añaden atractivo sin robar protagonismo. 

Los precios de los cócteles son justos para lo que se puede encontrar en la coctelería de lujo de Bogotá: unos 9 dólares o su equivalente local por un cóctel de autor. No es barato-barato, pero se paga por la artesanía y el ambiente.

Aperitivos - Bocados ligeros, grandes sabores

Querrás empezar con algo pequeño que maride bien con tu primera bebida. El tartar de atún aporta frescura, sabor a pescado limpio, ácido, hierbas - es un perfecto abridor de paladar. Una mini hamburguesa bien hecha te reconforta y equilibra - algo sólido si piensas quedarte mucho tiempo.

Para algo más atrevido, el paté o los huevos a la diabla aportan especias y textura sin abrumar. Estos platos son ideales para compartir; fomentan las conversaciones, los sorbos lentos y el dejarse llevar por el momento.

No espere entrantes grandes y pesados. Espere aperitivos refinados, elegante pequeñez. Perfecto para el ambiente.

Platos principales - Platos modestos con identidad

El Bar Enano no tiene un menú completo para cenar como los grandes restaurantes. Lo que tiene, sin embargo, es más que suficiente si se llega pronto o se quiere acompañar la comida con bebidas tardías. Sus “platos” principales son esencialmente tentempiés sustanciosos: mini hamburguesas, tartares, bocados quizá algo más grandes que los aperitivos.

Si el hambre aprieta, se puede recurrir a las minihamburguesas o a un rico tartar, pero el objetivo no suele ser llenarse, sino saborear, maridar y entretenerse. La cocina mantiene la concentración para que el ambiente siga siendo refinado.

Cócteles premiados: clásicos, creativos y con carácter

Si hay algo que el Bar Enano ha conseguido todos es el equilibrio entre la artesanía clásica de los cócteles y la experimentación tranquila. La carta del bar es como una conversación entre la coctelería de la vieja escuela y el estilo moderno de Bogotá: encontrarás nombres conocidos tratados con reverencia y creaciones originales que parecen descubrimientos.

Entre los favoritos de la casa, destaca de inmediato el Penicillin: whisky escocés ahumado con jengibre, miel y limón, servido en una bandeja médica vintage con una jeringuilla en miniatura de sabor extra. Es descarado, teatral y profundamente satisfactorio: el tipo de bebida que te hace sonreír antes del primer sorbo.

También está el Super Constellation, una elegante mezcla de ginebra, prosecco, chartreuse, pomelo y limón. Es brillante y aromático, una bebida perfecta para antes de la cena o para refrescarse a media tarde, cuando la multitud aumenta. En el lado más cálido, el Sad Concorde golpea de forma diferente: bourbon, jerez Pedro Ximénez, Ancho Reyes y piel de naranja: rico, especiado y ahumado, un sorbo que parece jazz en una copa.

Pero eso es sólo el principio. El Honey Ryder, llamado así por el personaje de Bond, mezcla ron, amaro, piña y miel para lograr un equilibrio entre dulzor y fuerza que evoluciona a medida que se derrite el hielo. El Pink Flamingo ofrece una divertida combinación frutal de ginebra, hibisco y cítricos, alegre y refrescante sin caer en la sobrecarga de azúcar.

Si le gustan los cócteles fuertes y clásicos, el Old Cuban (ron, champán, lima y menta) es un guiño impecable al primo más sofisticado del mojito. El Martínez, ese puente perfecto entre el Martini y el Manhattan, es otra estrella: ginebra, vermut dulce, marrasquino y amargo de naranja, agitado en frío y servido con serena precisión.

Para los que aprecian el glamour de época, el Corpse Reviver #2 sigue siendo una referencia: ginebra, Cointreau, Lillet, limón y un susurro de absenta: nítido, limpio y equilibrado. El Sazerac, servido con su característico enjuague de absenta y un twist de limón, ofrece Nueva Orleans en un cupé: intenso, aromático, contemplativo.

El equipo del Bar Enano no se basa en complicaciones ni trucos; su secreto es el cuidado. Cada bebida llega con su vaso pulido, la guarnición intencionada y la temperatura perfecta. Los camareros miden por el tacto y la memoria, no por las prisas. Verles trabajar es la mitad de la experiencia: el ritmo del batido, el sonido del hielo, el movimiento del aceite de cítricos a la luz de las velas.

Y para los clientes que no beben alcohol, no hay sensación de exclusión. El equipo estará encantado de elaborar un cóctel a medida con siropes caseros, reducciones de frutas o infusiones de hierbas. Puede que le sirvan una tónica de pepino y hierba limón, o un cóctel de bayas con soda: refrescante, adulto y con una presentación ingeniosa.

Lo que lo une todo es la personalidad. Cada cóctel cuenta algo sobre Enano: un poco de humor, un poco de elegancia, mucha atención al detalle. No hay menús gigantes, ni caos de neón, ni atajos azucarados. Sólo camareros que aman su oficio y clientes que saborean el resultado.

El Bar Enano demuestra que la coctelería bogotana no sólo se está poniendo al día, sino que es líder en intimidad e imaginación. Aquí no se necesitan 200 opciones, sino ocho o nueve perfectamente preparadas.

Atmósfera - Acogedora, Tranquila, Magnética

El Bar Enano ofrece un tipo de intimidad poco frecuente en Bogotá. La iluminación es tétrica: brillos suaves, rincones sombríos. La música es jazzy, clásica, a veces electrónica o ambiental; nunca compite con la conversación, sino que la apoya.

Como el espacio es pequeño, hay cercanía: se ven las caras con claridad, se oyen risas, se comparte espacio. Incluso cuando se llena, no da sensación de agobio: está diseñado para sentirse personal.

Verá asiduos, parejas, gente que trae libros, gente que viene a marcarse una velada. Es un lugar para los que quieren saborear, no sólo festejar.

También merece la pena destacar que está escondido detrás de El Bandido, por lo que la entrada parece privada, lo que ayuda a establecer el tono. Si no lo conoces, te lo puedes perder; parte del encanto de Enano es ese descubrimiento.

Una experiencia prístina

Enano es especial en muchos sentidos, y sus puntuaciones casi perfectas en toda la web y su puesto en World's 50 Best respaldan esa reputación. Pero hay pequeños detalles que podrían llevarlo de “muy bueno” a “inolvidable”.”

Lo que funciona a la perfección:

  •  La intimidad: te sientes visto, escuchado, parte de algo pequeño y artesanal.
  •  Cócteles con personalidad, tanto creativos como clásicos bien elaborados.
  •  Atención al detalle en la presentación, el aroma y las guarniciones.
  •  El lujo tranquilo: un estado de ánimo más que una tendencia.

Lo que podría ser aún más suave:

  • Reservas y claridad de las esperas: dado que el espacio es tan reducido, a menudo es necesario reservar o llegar con antelación para hacerse con una plaza. Una información en línea más clara sobre las reservas, los tiempos de espera y las noches de mayor afluencia ayuda.
  •  Horario ampliado: Algunas noches, el bar cierra pronto. Para los amantes de los cócteles nocturnos, abrir un poco más tarde sería una gran ventaja.
  • Cócteles de autor o de temporada más frecuentes: este punto se está volviendo bastante exigente, pero la introducción de cócteles de autor rotatorios relacionados con las estaciones o los ingredientes locales mantiene el interés de los clientes habituales.

Un bar por encima del resto

El Bar Enano no es para todo el mundo, pero si quieres algo diferente, algo elegante y artesanal, continúa exactamente donde lo dejan los bares normales. Es un lugar al que se va para bajar el ritmo, para apreciar las pequeñas cosas: el sabor en el vaso, las sombras en la esquina, la guarnición perfecta, la conversación sin gritar.

Si estás de visita en Bogotá y tus noches valoran más los matices, las texturas y las bebidas memorables que el volumen, Enano merece tu atención. Llegue pronto, mantenga la mente abierta, pruebe los clásicos y las invenciones. Deje que la noche se desarrolle.

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