Sin tienda no hay problema: UrbanCup perdurará en tu memoria

2 de noviembre de 2025

2 de noviembre de 2025

Cómo nos conocimos UrbanCup

La primera vez que nos cruzamos con UrbanCup en uno de esos momentos bogotanos que parecen casi accidentales, pero que luego te das cuenta de que estaban destinados a suceder. La invitación apareció silenciosamente en nuestro feed: un taller que mezclaba arteterapia y café: “Un momento para reconectarse con uno mismo, expresarse libremente y dejar que el arte haga su trabajo entre aromas, trazos y emociones”. Organizado junto a Bogotá Store Café, llegamos esperando una escapada creativa del ritmo de la ciudad. Nos fuimos con la historia de una marca que ha convertido el consumo de café en un momento de ocio significativo.

Del corazón del Huila a las manos de Bogotá

Antes de sumergirnos en nuestro tiempo en UrbanCup, te contaremos cómo empieza su historia, mucho antes de que la marca existiera - en Pitalito, Huila, donde la familia Urbano cultiva café desde hace más de cuatro décadas. El rico suelo volcánico del Huila y su precisa altitud la convierten en una de las regiones cafeteras más célebres de Colombia, y los Urbano dominan su ritmo.

Sus cultivos incluyen Gesha, Bourbon Rosado, Castillo, Caturra, y Bourbon Cidra - variedades manipuladas con paciente precisión mediante procesos de lavado, miel y naturales. Cada proceso representa una expresión diferente del cuidado. La experiencia de la familia, transmitida de campo en campo, es tangible en el aroma del producto: brillante, floral, vivo.

Maye Urbano trajo esta herencia a Bogotá con un objetivo claro: no convertir la agricultura en negocio, sino convertir la experiencia en narración. Al combinar los conocimientos de su familia con su formación creativa, modernizó la tradición sin diluir su alma. UrbanCup se convirtió en el puente entre el cultivador y el soñador, entre las montañas del Huila y las mesas de Bogotá.

Un encuentro casual entre arte y café

El Taller de Arteterapia fue más que una actividad artística; fue una declaración de lo que el mundo del café puede aportar, aparte del sabor. Los participantes pintaron con el café como pigmento, convirtiendo el aroma en pinceladas. Entre risas y el goteo constante de una V60, el fundador de UrbanCup, Maye Urbano, guió el proceso.

Habló de cómo el café puede ser tanto un ritual cotidiano como un medio de expresión. Para ella, elaborar cerveza no es sólo extraer; es emoción, memoria y presencia. “Se trata de frenar lo suficiente para sentir”, nos dijo. Ese sentimiento define todo lo que hace UrbanCup. El objetivo de la marca no es impresionar, sino recordar que el café, como el arte, nos conecta con nosotros mismos.

Lo que podría haber sido un acto de marketing se convirtió en un momento de introspección compartida. Todos los asistentes se marcharon con un cuadro, el corazón en calma y la leve idea de que el café puede ser una terapia en forma líquida.

Una filosofía basada en la educación y el cuidado

En UrbanCup, la educación cafetera nace de la generosidad, nace de compartir el conocimiento y la cultura común, especialmente si estás en Colombia. Su misión es simple: hacer que el café especial sea comprensible, no intimidante. A través de talleres, degustaciones y orientación personalizada, convierten la complejidad en claridad.

No escuchará jerga intimidatoria sobre terruños o curvas de tueste. En su lugar, te contarán historias sobre tiempos de fermentación, sobre por qué el Bourbon Rosado sabe a flores o cómo los cafés lavados expresan equilibrio. Su estilo de enseñanza refleja su café: transparente, accesible y cálida.

La filosofía de Maye es que el café no es un lujo, sino un cuidado. Prepararlo, dice, es una conversación con el tiempo, un acto diario de paciencia que te ayuda a volver a ti mismo. Por eso UrbanCup colabora no sólo con cafeterías, sino también con artistas, terapeutas y diseñadores. Están creando un nuevo tipo de cultura: una en la que el café educa a través de la emoción.

Asociaciones que combinan artesanía y diseño

Uno de los mejores ejemplos del espíritu de colaboración de UrbanCup es su asociación con Bogotá Store Café, una tienda dirigida por mujeres que fusiona diseño y gastronomía. Fundada por tres hermanas (una abogada, una diseñadora de moda y una diseñadora industrial), la cafetería encaja a la perfección con la estética y la filosofía de UrbanCup.

Juntos crearon experiencias que se parecen menos al servicio y más al diálogo. Los saludables pasteles de la cafetería, elaborados con harina de almendras, garbanzos y arroz, se combinan con el Gesha floral y el Castillo de caramelo y miel de UrbanCup. Es una combinación de ciencia y arte, precisión y sentimiento.

Además, UrbanCup suministra café en grano a otras cafeterías conceptuales y locales creativos de Bogotá, ampliando su alcance sin abrir una sola tienda. Esta red de colaboraciones ha convertido a UrbanCup en una presencia más que en un lugar: una marca que existe a través de personas y asociaciones más que de ubicaciones.

El arte de la presencia

La ausencia de una cafetería física en UrbanCup puede parecer poco convencional, pero es deliberada. Su modelo se basa en presencia sin permanencia. No encontrará su nombre en los escaparates de las tiendas, sino en cafés con encanto, mercados de diseño o en su elegante colección de productos. anclas - cajas de regalo que mezclan su café con pequeños productos colombianos y notas de cariño.

Incluso sus envases reflejan su esencia: tonos neutros, texturas finas y un diseño minimalista que parece personal. Cada bolso parece algo para regalar, no para vender. Esta estética no es casual, sino que forma parte de una declaración más amplia. UrbanCup demuestra que la autenticidad no requiere una dirección postal.

Donde otras marcas invierten en espacios, UrbanCup invierte en historias. Creen que el café debe viajar: a través de los hogares, las conversaciones y los sentidos. En cierto modo, han diseñado la marca para que viva en la memoria más que en la geografía.

El café como ritual consciente

Tomar café UrbanCup es participar en un ritual que requiere tu atención. Es la pausa antes de empezar el día, el lento florecimiento del café servido, el silencioso vapor que llena una habitación. Sus seguidores, cerveceros caseros, creativos, viajeros y consumidores conscientes, no ven el café como un accesorio, sino como un ritmo.

UrbanCup fomenta ese ritmo. Tratan el café como una meditación: el agua se encuentra con la molienda, el aroma con el aire, la paciencia con el resultado. Cada taza se convierte en un acto de enraizamiento que transforma la cafeína en claridad.

Este es el hilo que une todos sus proyectos, desde la finca del Huila hasta los talleres de arte: el café como práctica de autoconocimiento. Han convertido algo tan cotidiano como la elaboración de café en un recordatorio diario de que el cuidado -del grano, de uno mismo, de los demás- siempre merece la pena.

Legado y futuro

La visión de futuro de UrbanCup no es la expansión medida en metros cuadrados, sino la profundidad medida en significado. Su objetivo es seguir tendiendo puentes entre cultivadores, artesanos y consumidores de café. Quieren más talleres, más colaboraciones, más historias contadas a través del lenguaje del café.

Maye habla del crecimiento con la misma serena confianza con la que acude a sus catas: gradual, constante, intencionado. El plan no es abrir docenas de locales, sino seguir perfeccionando lo que ya funciona: educación, comunidad y confianza. La próxima fase de UrbanCup no consiste en vender más, sino en llegar mejor.

Esta moderación, en una industria a menudo definida por la velocidad, parece revolucionaria. Es la esencia de la marca: lenta, deliberada y humana.

El café que se queda

UrbanCup transforma el consumo de café en un paisaje emocional. Cada infusión lleva su historia: de familia, creatividad y la tranquila convicción de que las cosas buenas no tienen por qué ser ruidosas. Lo que podría haber sido una marca de café más se convirtió en una experiencia que perdura.

Tanto si tienes el placer y la suerte de encontrarte con UrbanCup en un taller, quizá a través de la caja regalo de un amigo, quizá en la taza de un desconocido que huele tenuemente a miel tostada y cuidado; su café garantiza una forma agradable de pasar tu tiempo libre y conectar con tus sentidos de formas que no habías pensado.

En el vertiginoso panorama cafetero de Bogotá, donde las marcas surgen y desaparecen como la espuma de la leche, UrbanCup ha construido algo que perdura. Su café es ingenioso sin ser pretencioso, emotivo sin ser sentimental, refinado sin perder calidez.

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